La Alta Edad Media by Isaac Asimov

La Alta Edad Media by Isaac Asimov

autor:Isaac Asimov
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Historia
publicado: 1968-01-01T05:00:00+00:00


6. De mayordomo a rey

Crisis en Roma

Después de la muerte del papa Gregorio Magno en el 604, le cupo al Papado la tarea de maniobrar con los dos poderes seculares que se dividían Italia: el imperial Exarcado de Rávena y los ducados lombardos, cuyo más poderoso gobernante estaba en Pavía.

Ambos eran peligrosos, en cuanto ambos poseían un poder armado que podía, en ciertas condiciones, dominar Roma y amenazar con convertir una vez más al Papa en un títere. Lo que salvó la situación, para el Papado, fue que la nobleza lombarda estaba dividida y el Imperio tuvo que enfrentarse primero con los persas y luego con los musulmanes en una serie de grandes y desastrosas crisis.

Cuando apareció el peligro, pues, no fue provocado por las lanzas de hombres armados, sino que llegó en alas del pensamiento. Cuando Heraclio fue emperador, no pudo por menos que comprender que si los persas habían tomado Siria y Egipto tan fácilmente fue porque sirios y egipcios estaban en conflicto con las doctrinas teológicas que se defendían en Constantinopla. Tal era el mutuo encono, que sirios y egipcios prácticamente recibieron a los persas como liberadores.

Por ello, Heraclio se dispuso a proponer un compromiso entre la ortodoxia de Constantinopla y la herejía de Egipto y Siria. Este compromiso fue llamado el monotelismo y constituyó un monumental fracaso. Los egipcios y los sirios no lo aceptaron, y capitularon con tanta facilidad ante los ejércitos islámicos como antes lo habían hecho con los persas. Los ortodoxos, por otro lado, también quedaron insatisfechos, y los Papas, en particular, estaban absolutamente horrorizados.

La disputa religiosa alcanzó su clímax poco despuésdel 649, cuando Martín I, que acababa de ser elegido Papa,convocó un concilio para denunciar el monotelismo y luego trató de organizar la Iglesia occidental en una resistencia unificada. Pero el Imperio Bizantino, aunque sacudido por el avance musulmán, todavía era fuerte en Italia. El exarca arrestó a Martín en 653. Fue enviado a Constantinopla, donde fue juzgado, amenazado de muerte y finalmente enviado al exilio en Crimea (la «Siberia» del Imperio Bizantino). Murió allí en el 655.

Pero Constantinopla se vio obligada a ceder. Perdidos Siria y Egipto, aparentemente más allá de toda esperanza de recuperación, no tenía ya objeto tratar de atraerse a los heréticos de allí. Además, la seguridad de Constantinopla se había debilitado. Los musulmanes habían puesto sitio a la capital misma y, aunque habían sido rechazados, era claro que pretendían volver algún día con fuerzas abrumadoras. El Imperio ya no podía manejar las situaciones con despotismo, y necesitaba amigos allí donde pudiera hallarlos.

Por ello, en el 680, se reunió en Constantinopla un concilio de obispos que abandonó completamente el compromiso monotelita. En el 692, el patriarca de Constantinopla hasta estuvo dispuesto a conceder un rango igual al Papa.

Pero si el Papado pudo sentir alivio al remitir el peligro teológico, tal alivio desapareció al aumentar repentinamente el peligro más mundano y secular. En el 712 un nuevo y vigoroso monarca, Liutprando, subió al trono lombardo de Pavia y se dispuso de inmediato a someter a su voluntad a la díscola aristocracia.



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